Borges tras sus disfraces
Borges y el
libro de los libros, Miguel
Ángel Morelli
Escribe ENRIQUE D. ZATTARA
¿Qué es lo que interesa leer a un adolescente argentino de estos tiempos
convulsos? Me he hecho la pregunta y reconozco que – casi treinta años después
de establecerme en Europa – me resulta absolutamente imposible imaginarlo. De
modo que una buena guía para buscar la respuesta puede que sea la lectura de
estA novela escrita, según su propio autor, con el objetivo de introducir a
lectores de menos de quince años al conocimiento (diría mejor, a la curiosidad)
sobre ese genio de la literatura argentina
(y universal) que fue Jorge Luis Borges.
Migue Ángel Morelli es – sin saberlo –
anónimo participante de aquella suerte de secta masónica de dependientes de librería
de la calle Corrientes, en los años setenta del siglo pasado, que se menciona
en una de mis novelas. Pero además de librero impenitente, poeta y periodista,
es la persona que conozco que más fiel e inconmovible ha mantenido su pasión
por el autor de “Ficciones”, míticamente
fortalecida por su encuentro con el gran autor cuando sólo tenía (él, no Borges)
unos 18 años. Para hablarles de su escritor preferido y tratar de transmitir
ese entusiasmo a los lectores más jóvenes, ha elegido contar una historia sencilla,
a caballo entre la realidad y la fantasía, que tiene como protagonistas
centrales a tres adolescentes compañeros de un colegio extrañamente anacrónico:
Franco Valentino Daneri y sus amigos Isidro Fuentes y Pedro Menárdez. “Porque para ese entonces ya había descubierto, gracias a la biblioteca
heredada de mi bisabuelo, que la lectura es una de las aventuras más
extraordinarias de la vida”, dice Daneri (cuyo abuelo Carlos Argentino, se verá
mucho más tarde, compartió con el propio Borges – metamorfoseado en el
bibliotecario de la escuela – el protagonismo de El Aleph).
La historia juega permanentemente con los temas y escenarios favoritos de
la literatura borgiana, alrededor de la misteriosa búsqueda de El libro de arena, que resumiría todos
los libros posibles. Entrecruzamiento de intrigas y enigmas que desarrollan la
lógica borgiana, en el fondo esta novela contrapone dos formas de concebir el
aprendizaje, y quizás la vida misma: entre la rigidez del director y la preceptora,
portavoces de un mundo de valores rígidos y fatuos, hasta una forma casi
subversiva de crear interés: el profesor Dalmau, el bibliotecario De Burgos.
Así, la trama confunde por momentos esos dos mundos expresados en la vida
escolar que bien podrían ser el actual y el de los años escolares del propio
Morelli. Pero más allá de esa historia de conspiraciones e intrigas, el texto
dispone como un rompecabezas una serie de piezas relacionadas con la literatura
del escritor homenajeado, y aún más allá, con la literatura en su conjunto.
Interesar e introducir al mundo borgiano a los adolescentes lectores, ha
dicho el propio Morelli. Y yo insisto: imposible para mí augurar el posible éxito
o fracaso de la tentativa. Lo que sí puedo asegurar, sin embargo, es la actitud
cómplice que provocará en nosotros, los ya nada adolescentes que hemos leído
tanto a este escritor. Y no será el menor de esos disfrutes, la sucesión de
guiños que nos hace Morelli en su novela a través de los personajes y su intertextualidad:
desde el profesor Dalmau (Dalhman, personaje de “El Sur”; pero también Julio
Cortázar) a los propios Fuentes (“Funes el memorioso”) o Menárdez (“Pierre
Menard, autor del Quijote”), el engolado Américo Costra (Américo Castro) y
muchos más; hasta las referencias a dos de los personajes literarios que han
ocultado la figura del gran escritor en la obra de otros (Luis Pereda, el
pedantón de “Adán Bueos Ayres”; Jorge De Burgos, el monje asesino de “El nombre
de la rosa”).
En suma: que si “Borges y el libro de
los libros” causa el efecto esperado en los más jóvenes, genial. Y si no,
nos quedará el disfrute de haber navegado estas 180 páginas, ya mayorcitos,
reconociendo a cada página parte de nuestras propias lecturas. Que no es poco.
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