Consuelo Rivera: "Una literatura de resistencia"

Aunque viaja a Londres con mucha frecuencia, Consuelo Rivera Fuentes reside en un pequeño pueblo de las Westmidland, entre Manchester y Birmingham. Muy conocida en la comunidad latinoamericana y particularmente en los ámbitos de la literatura, Consuelo participa de varios grupos literarios y es activa gestora de actividades y encuentros relacionados con su arte. “Escribo poesía porque es vida y está en mi sangre – asegura - Pienso y siento que es importante lo que tengo que decir como mujer que vive entre culturas: una cultura en la que nací y una que adopté y me adoptó”. Y agrega: “Mi definición de poesía (y amor) es: Mi lengua, tu lengua, nuestras lenguas. Escribo poesía porque de adolescente me enamoré de Gabriela Mistral, la poeta chilena que no hizo ni “patria” ni “matria” en su país de origen, nuestro Chile terremoteado y volcánico. Ese Chile que la llevó a ella al auto-exilio, como a mí, por diferentes razones  - o a lo mejor por las mismas. Escribo poesía, porque me gusta jugar con el lenguaje”.
Nació en Santiago, pero se considera de Concepción, donde vivió la mayor parte de su infancia y adolescencia, y estudió en la Universidad local, en donde consiguió un Postgrado en Estudios de la Mujer, algo por entonces pionero en Chile. En el año 1986 el Instituto Británico de Concepción, en donde era profesora y luego directora de estudios de Inglés, la envió a Londres para hacer unos cursos de metodología de la enseñanza. Unos años después, en 1992, durante otra estadía se enamoró y decidió quedarse, y desde entonces reside en Gran Bretaña, donde adquirió un Master en Sociología y un Doctorado en Estudios de las Mujeres en la Universidad de Lancaster. Actualmente es docente en la Open University.
“Resumido así parece fácil – sugiere – Pero en realidad fu muy difícil: cuando llegué nadie me iba a dar trabajo como profesora de inglés, naturalmente, así que mientras empezaba a estudiar trabajé en infinidad de cosas. Yo tenía mi niño conmigo y además estudiaba, lo que me hacía las cosas más complicadas todavía. Al fin empecé a trabajar como profesora de español, en Lancaster y en un college; y así fui llegando hasta ahora, que soy Asociater Lecturer en Sociología en la Open. Y como me estoy acercando a la edad de la jubilación y no me gusta tejer ni me imagino sentada en un banco haciendo punto, empecé un nuevo Master en Publishing”.  Un nuevo aprendizaje que tiene que ver con su experiencia reciente como Editora de los dos libros que la editorial chilena Escaparate acaba de publicar con sendas antologías del grupo Taller Literario de Mujeres Hispanoamericanas de la Memoria, de la que es una de las fundadoras. Como lo fue también de la primera organización de lesbianas en Concepción. “Es un desafío – se ríe – porque a mi edad el cerebro se pone un poco más duro, así que vamos a ver cómo funciona”.
“Escribo poesía porque es vida y está en mi sangre – asegura - Pienso y siento que es importante lo que tengo que decir como mujer que vive entre culturas: una cultura en la que nací y una que adopté y me adoptó”. Y agrega: “Mi definición de poesía (y amor) es: Mi lengua, tu lengua, nuestras lenguas. Escribo poesía porque de adolescente me enamoré de Gabriela Mistral, la poeta chilena que no hizo ni “patria” ni “matria” en su país de origen, nuestro Chile terremoteado y volcánico. Ese Chile que la llevó a ella al auto-exilio, como a mí, por diferentes razones  - o a lo mejor por las mismas. Escribo poesía, porque me gusta jugar con el lenguaje”.

Cercana al MIR (un grupo de izquierda revolucionaria chileno), sufrió la cárcel por un tiempo bajo la dictadura de Pinochet  y allí retomó con fuerza una afición por escribir que tenía desde pequeña.  Pero también escribe, afirma, “porque me permitió desarrollar mi propia liberación como mujer, cuando descubrí que era lesbiana”. Y el primer testimonio de esos redescubrimentos de sí misma fue su primer libro, Liberación de la Eva desgarrada, publicado en 1991. Más recientemente, ha publicado otro poemario, Arena en la garganta (2011). Pero además fue publicada en revistas y antologías de diversos países del mundo.

“En la escritura aparecen muchas cosas que tiene que ver con la identidad, o mejor dicho, como prefiero decir, con las identidades – especifica la autora chilena - Porque dentro de una persona, que es un ser social, coexisten muchas identidades. Dentro de ellas yo incluyo las nacionalidades, el género, las culturas que son diversas incluso entre nacionalidades similares, el trabajo o la profesión. Creo que todo eso se expresa en la literatura que uno escribe, y en mi caso lo hago conscientemente. Es una literatura de la inmigración y de la emigración, porque no solo se sale de un país por razones forzadas, ya sean económicas, o políticas, sino también porque somos seres que no nos conformamos con permanecer en el lugar, y sobre todo en el lugar social, que se nos asigna, y queremos algo nuevo, una búsqueda, un movimiento que nos saque del rol a que se supone que nos destinaron. Yo calificaría mi literatura como de ‘resistencia’. Resistencia a aceptar lo que me quisieron imponer”.

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