Poetas y escritores españoles y latinoamericanos en Londres

Hace poco menos de tres años, varios autores de origen latinoamericano radicados en el Reino Unido se propusieron constituir un grupo destinado a promover su actividad creativa, además de dar a conocer la realidad de escritores que han quedado en cierta forma apartados de los circuitos de sus países de origen, y encuentran numerosas dificultades para posicionar sus obras en un ámbito cultural que – ante todo – transcurre en un idioma diferente al propio. De hecho, casi todos ellos han ido progresivamente incluyendo el inglés en la elaboración de sus escritos. Son poetas, pero también narradores; y además, los une la conciencia de que con la poesía pueden también denunciarse las iniquidades propias de esta sociedad injusta. 
Isabel del Río nació en Madrid, pero de muy pequeña, cuando apenas tenía 7 años, los compromisos profesionales de su padre la trajeron a Londres. A los 13 años regresó a su país natal, terminando luego sus estudios de locución y periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, e inmediatamente logró uno de sus sueños dorados: la BBC la contrató como locutora en la capital británica, en donde permanece desde entonces. 
“Empecé a escribir pequeños relatos apenas supe manejar el lápiz y el papel – cuenta -. También los ilustraba yo misma. Pero encaré la poesía, como casi todos, en la adolescencia”. Con poco más de 20 años publicó en Madrid un primer libro: “Ciudad del interior”. Isabel asegura que en su relación con un aprendizaje bilingüe, siempre había sentido al español como la lengua más apropiada para expresar lo emocional; “pero descubrí que el inglés, por el contrario, era mucho más apropiado para expresar otro tipo de cosas”. Siempre estuvo ligada a la literatura, y ya en la universidad había fundado y formado parte de grupos de poesía y de publicaciones literarias. Y no cambió de actitud al llegar a Londres, donde se vinculó muy rápidamente a varios cenáculos de poesía inglesa, frecuentando a conocidos autores como Bob Cobyn, que falleció hace unos años, integrante del grupo “Sound Poets”, que proponía una poesía experimental hecha esencialmente de sonidos. 
Volcada nuevamente hacia la narrativa, por entonces sólo en español, y con su libro “La duda” quedó finalista en el premio de la editorial Tusquet. “Las editoriales europeas sólo piensan obsesivamente en la novela, el relato corto les resulta aparentemente un género muy difícil de vender “– se lamenta. No obstante, Tusquet publicó finalmente el libro, pero no logró continuidad porque agentes y editoriales le pedían novelas. Después de esa experiencia, empezó a mezclar las dos lenguas en su literatura, y creó “Cero negativo”, un libro de relatos donde cada uno tiene su correlato en ambos idiomas, pero no como mera traducción: la versión inglesa puede que complete a la versión española, o en la versión española encontramos claves que nos escamotea la inglesa. ”A mí me interesa mucho la experimentación en literatura”, aclara. El libro se publicó hace algunos años, pero el romance de Isabel con la industria editorial nunca fue muy aceitado, así que finalmente, frente a su último libro de poemas (en inglés), “The moon at the end of my street”, optó por fundar su propia editorial, aunque según sus planes, el grueso de la producción será on-line. 
En el año 2013, tras compartir algunos escenarios poéticos con Sofía Buchuk y otros escritores originarios de países de habla hispana, se incorporó a un nuevo grupo, Spanish and Latinamerican Poets and Writers in London, que reducen a la curiosa sigla SLAP (que viene a ser, en inglés, algo así como lo que en el sur de América solemos llamar “una cachetada”) 
“Una cachetada doble, en rigor” – dice Eduardo Embry, chileno de Valparaíso y uno de los que todos consideran, unánimemente, como  fundadores del grupo. Eduardo es el mayor y uno de los dos –curiosamente – únicos integrantes masculinos. Llegó huyendo de la dictadura militar de Pinochet, que lo encarceló durante más de un año en un buque prisión, y ejerció como profesor de la Universidad de Southampton, en donde reside actualmente. Fue invitado especial del 6º Festival Internacional de Poesía, Caracas, junio y julio, 2009; y en  2011, recibió el Premio otorgado por el Círculo de Críticos de Arte de Valparaíso. “Así que este grupo es un llamado de atención, a ver si la gente despierta de su letargo”. Es el único del grupo que no escribe en inglés, “porque mi poesía se piensa y se escribe en español”, asegura con firmeza. Desde 1962 hasta la actualidad, Embry ha publicado 22 libros, y es sin duda el autor más conocido del grupo. “Creamos el grupo –dice – porque sentimos que necesitábamos un espacio para compartir nuestra obra, y al principio lo encontramos en el Southbank Center, y ahora en el Poetry Café. Embry destaca el papel de compromiso social que caracteriza a los poetas de SLAP. “Este no es un grupo político pero sí compartimos un pensamiento progresista y trabajamos en contacto con los sindicatos y con organizaciones de reivindicación de los derechos de las personas”. 
Soraya Fernández DF, por su parte, es originaria de Ecuador, donde residió hasta los 17 años. Como su padre era canario, a esa edad se trasladaron a las islas. Algunos años después decidió dar un nuevo salto, y vino a Londres donde vivían sus hermanos. Pero antes de la aventura británica, regresó unos años a Ecuador donde estudió su otra  gran pasión: el diseño de modas y la alta costura. Y eso fue lo que la decidió a instalarse definitivamente -hace siete años-  en uno de los centros mundiales de la moda, Londres, en donde fundó su propia línea que se denomina, precisamente “DF” (con lo que ahora queda explicado el porqué de esa sigla final de su “nombre poético”). 
“A los quince años empecé a escribir poesía – cuenta Soraya – como muchos por eso de los primeros amores, y la necesidad que tenemos a esa edad de soltar los sentimientos”. Pero durante años, mantuvo esa afición en el terreno estrictamente personal. “No me gustaba que la gente los leyera porque de algún modo era hacer públicos mis sentimientos. Una vez, cuando yo era muy pequeña, mis hermanos leyeron sin permiso el diario de mi hermana mayor, y desde entonces siempre me horrorizaba pensar que podía pasar un mal momento como ese, así que no sólo no mostraba mis cosas, sino que incluso las rompía al tiempo. Pero mi madre se encargó de guardar muchas cosas, por suerte”. Antes de desembarcar definitivamente en Londres, se vinculó a algunos escritores ecuatorianos como Pablo Solís, que tenían un grupo llamado “Letreando en Quito”, y a través de ellos fue que se atrevió por primera vez a publicar. Ya en Londres, conoció a alguna gente del mundo literario, y publicó a menudo en la revista independiente La Tundra, que edita la argentina Silvia Demitila. Por fin, a través de su relación con la peruana Sofía Buchuk, se vinculó e integró a SLAP hace un par de años. 
El caso de Bárbara I. López Cardona es singular. Para empezar, no comparte esa tan habitual pugna entre los colombianos de identificarse con la ciudad o la zona de su origen. “Nací en Medellín, pero como mi padre era negociante y nos trasladábamos todo el  tiempo de aquí para allá, he vivido en un montón de sitios en Colombia, así que no me siento especialmente identificada con ninguna ciudad en particular”, admite. “Aprecio mucho haber podido conocer tanto en esos años, aunque en ese momento la verdad es que me afectaba de otro modo, porque ese nomadismo me impedía por ejemplo hacer relaciones más estables con mis amigos. Pero me enseñó que la tierra de uno, al final, es todo el planeta y que un sitio no es mejor que otro”. 
Llegó a Londres a principios de los años 80, escapando de la situación conflictiva y violenta que en esos años arreciaba más que nunca en Colombia. También recuerda que su pasión por escribir empezó muy temprano, en la escuela primaria. Escribía redacciones y relatos, hasta que “llevada por esos dolores del amor que tanto se sufren a esa edad, esos amores platónicos que nunca se alcanzan”, empezó a escribir poesía en la adolescencia. Pero llegar a Londres fue empezar de nuevo. Durante mucho tiempo otras prioridades la ocuparon, por lo que dejó de lado la literatura. Pero finalmente, cuando otras responsabilidades dejaron de pesarle, hace unos doce años, decidió recuperar su lado artístico. Comenzó vinculándose a un grupo teatral inglés, y comenzó a buscar hacer algo en español, hasta que en un periódico latino leyó una convocatoria para latinoamericanos que quisiera conformar un grupo relacionado al arte. Recuerda que montaron una obra que llamaron “I’m here, I’m from there”, y que en ese período conoció muchísima gente que tuvo luego un gran desarrollo en sus disciplinas, desde la literatura hasta el cine. Improvisando el guion para la obra, redescubrió su necesidad de escribir. “Con otros compañeros formamos al final un grupo literario con otros colombianos y publicamos un libro que se llama ‘Fantasmas, amor y mas’, y allí conocí a mucha mas gente – como la misma Soraya-  y entre ellos a Sofía Buchuk, a través de quien me integré finalmente a SLAP. Además, formo parte de un grupo de escritores que llamamos “Bards without borders”, en el que participamos autores de todo el mundo, casi todos víctimas de los conflictos y guerras en nuestros lugares de origen,  unidos por el hecho de escribir una poesía comprometida en inglés”.  
Es evidente que en la génesis del grupo un papel central lo ha cumplido Sofía Buchuk. Aunque ahora vive en su país natal, el Perú, efectivamente ella – junto con Embry - han sido los verdaderos motores de SLAP. Sofía es una artista multidisciplinaria. Es Etnomusicóloga de profesión, con estudios académicos en México y Gran Bretaña, y su tarea ha sido y es esencialmente la de recuperar y mantener vivas las raíces de la tradición cultural peruana y latinoamericana en general, en particular lo que ella llama “la cosmovisión andina”. Lo hace, sobre todo, como cantautora, pero es también poeta, bailarina y actriz.   
Hay otros miembros, que se han ido incorporando en distintos momentos. Como la boliviana Denisse Vargas, la chilena Consuelo Rivera-Fuentes o la mexicana Mabel Encinas, así como también otra artista que comparte la poesía con la música, la española Isabel Ros. Junto con Embry, el otro integrante masculino del grupo es el argentino Leonardo Boix, también periodista, autor de dos novelas, “Vestido Pájaro" y "Vedette", y de los poemarios "Torre de Londres", y "Un lugar propio”. 
Spanish and Latinamerican Poets, tal como contaron algunos de sus integrantes, nació en el año 2013, alrededor de una lectura poética en el mismo Poetry Café de Covent Garden donde desarrollan la mayor parte de sus actividades, y donde hemos realizado esta misma entrevista. Pero la idea ya había sido planteada poco antes, tras otra lectura en el local del sindicato Unite. Después de aquello, en lo que insistió Buchuk, el nuevo encuentro en el Poetry Cafe los decidió a consolidarse como grupo, e incluso están registrados como organización con personería jurídica propia. Reconocen que una de sus mayores dificultades es afrontar el problema del tiempo para su desempeño como grupo. Todos están muy limitados por su trabajo, y además por las distancias (algunos, como Embry, ni siquiera viven en la capital), lo cual les complica el reunirse con mayor frecuencia. Sin embargo, han organizado hasta ahora varios eventos (el último apenas hace dos semanas), lecturas, o encuentros con otros escritores,  En el año 2014 organizaron el Primer Encuentro de Escritores Latinoamericanos y Españoles; y participaron en el Festival de la Paz Mundial o en el Festival de teatro Latinoamericano de Londres. También – algunos de sus integrantes – han organizado talleres de escritura, y otras actividades paralelas. 
“Tenemos en común el idioma español de nuestros orígenes – señala Isabel del Río – aunque la mayoría escribimos también en inglés. Y también nos une la experiencia de haber dejado atrás nuestros países en algún momento, y esa experiencia de inmigración y de adoptar una cultura que no es la nuestra pero al final se convierte en la nuestra, también es un sustrato común. Y finalmente, es la necesidad de apoyarnos en un medio cultural donde somos minoritarios”. 
Pero también se proponen integrar esa cultura de orígenes hispanoamericanos con la realidad artística y literaria local. “Para eso es muy importante participar en las actividades de grupos o entidades donde se comparten nacionalidades – señalan – y este Poetry Café, por ejemplo, es un sitio ideal en ese sentido, porque es un centro de la actividad poética de Londres, todos los días hay eventos literarios y en este pequeño espacio circula lo mejor de la gente que ama la poesía en esta ciudad”. Y por supuesto, tratar de organizar y participar en eventos bilingües. Los objetivos son amplios, y SLAP sabe que el camino para concretarlos no es fácil ni rápido. Pero están en ello.



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